Esta construcción de piedras es típica
de los cerros y el campo, pero hace unos años la Asociación Histórico-Cultural
“Al Agia” decidió instalarla en la Avenida Andalucía para rescatar, en todo lo
posible, todo aquello que posea tintes culturales o costumbristas de nuestros
antepasados.
Esta edificación solía ser usada fundamentalmente
por labradores y pastores, cuando la lluvia los sorprendía en los campos,
durante el arado, la labranza u otras faenas típicas del campo. Se refugiaban
en estos cortijillos, de ahí el nombre de refugio de pastores y labradores,
para esperar la mejora del tiempo y posteriormente poder seguir con sus tareas
campestres.
Las piedras mayores levantadas
por las rejas de los arados eran apiladas en los balates de las “majás” para posteriormente
poder levantar estas edificaciones.
Sirviéndose tan sólo de esas
piedras, puestas adecuadamente y sin necesidad de vigas, los campesinos,
convertidos en albañiles, hacían estas construcciones para librarse de las
inclemencias del tiempo y la lluvia.
Estas pequeñas cabañas, algunas
en muy buen estado y que aún sirven para su uso, pueden verse en sus lugares de
origen, en los secanos y cerro de los Molinos.